Dolores Peña ahora tiene más oportunidades de ahorro y crédito para seguir deleitando a los turistas que van a Caño Cristales
Macarena, Caño Cristales

Ubicado entre el inicio de las selvas del Amazonas y el final de la extensa llanura de la Orinoquía, La Macarena es uno de los municipios más alejados de la geografía colombiana y, al mismo tiempo, uno de los cartones postales del país, dado que en su jurisdicción queda Caño Cristales, el famoso río de los siete colores.

Este territorio que llama la atención por la belleza de sus paisajes y lo exótico de su naturaleza, durante muchos años fue escenario de complejos momentos en el marco del conflicto armado colombiano, precisamente por la riqueza de la zona, lo inhóspito de sus explanadas y el difícil acceso hasta su centro poblado al cual es posible acceder solo por vía aérea o por tierra trasegando fangosas trochas durante ocho horas o más.

Sin embargo, el casco urbano de La Macarena, que otrora fuera eje central del comercio cocalero en el oriente de Colombia, en los últimos años ha visto transformada su vida por una oleada de turistas nacionales y extranjeros que se sienten atraídos por los exuberantes y únicos paisajes aledaños al pueblo. Una veintena de agencias de viajes se han organizado en el municipio para atender a los visitantes durante la temporada colorida de Caño Cristales (junio a diciembre), y alrededor de ellos, hoteles, restaurantes, cafés, y otros servicios complementarios se ha consolidado en este territorio.

Precisamente, uno de estos es la Pescadería Roa, un restaurante y comercializadora de pescado ubicado al frente del muelle de donde salen las lanchas que llevan a los expedicionarios a Caño Cristales. Este restaurante, iniciado hace un par de años por Dolores Peña y su esposo, es un punto obligado para alimentarse antes o después del viaje por la selva en busca del río de los siete colores.

Dolores, como la mayoría de los habitantes de este municipio, llegó a La Macarena en búsqueda de mejores oportunidades de vida, unas que en esta zona se veían abundantes en medio de la bonanza de la coca, a pesar de los riesgos de seguridad en plena época del conflicto armado.

Durante varios años Dolores y su esposo administraron algunos de los restaurantes del pueblo y, aprovechando sus dotes culinarias, supieron darse a conocer entre propios y extraños por el sabor de sus platos. Sin embargo, en su mente siempre estaba el deseo de ser los dueños de su propio negocio, uno en el que además de preparar deliciosas comidas, pudieran comercializar pescado dentro y fuera de La Macarena, para que en otras partes del país pudieran probar la calidad de peces que tienen en medio de la selva. 

“Una de las ventajas que tiene nuestro municipio es que por ser tan alejado, por estar aún en medio de la selva, e incluso por haber estado en medio de la guerra, las aguas de nuestros ríos son muy limpias, no están contaminadas con nada, y la pesca que se hace acá es artesanal, sin violencia, y por eso los peces que tenemos acá son enormes, saludables y de buen sabor”, dice Dolores abriendo una de las neveras en las que guarda pescados de hasta dos metros de largo.

Precisamente con esa convicción, Dolores y su esposo comenzaron a ahorrar para montar su negocio. “El ahorro lo hacíamos en la casa, porque acá en el pueblo solo había un banco, y la Cooperativa Congente que a mí me gusta mucho y en la que tuve cuenta en Villavicencio, no tenía oficina acá, entonces no tenía como acceder a ella”, cuenta.

Con esos ahorros alquilaron el local en el que hoy tienen su restaurante y comercializadora de pescados, y fueron generando su propio negocio. Sin embargo, en pocos meses de funcionamiento se dieron cuenta de que para satisfacer la creciente demanda de turistas yendo a su restaurante y poder atender a hoteles y restaurantes que comenzaron a querer comprar sus pescados, era necesario tener más dinero en efectivo. “Por eso cuando me enteré de que Congente iba a abrir oficina acá en el municipio yo me puse feliz. Dije, ahora si tenemos la posibilidad de ahorrar y de tener crédito y todos los demás servicios que tiene la Cooperativa”, cuenta emocionada.

Y es que precisamente Dolores fue la primera asociada en adquirir los productos y servicios de Congente en La Macarena, incluso antes de que la entidad abriera oficialmente sus puertas en el municipio a finales de abril.  “Cuando la Cooperativa hizo las primeras visitas acá al pueblo y organizó una reunión con la Alcaldía para que todo el que quisiera fuera y supiera lo que ellos hacían, yo ahí mismo me acerqué, les dije que yo había tenido cuenta con ellos en Villavicencio y que necesitaba que estuvieran acá, y pues muy rápido me hicieron todo el proceso para empezar a ahorrar y para tener el crédito que necesitábamos”, comenta. 

La Cooperativa de Ahorro y Crédito Congente abrió oficialmente sus puertas el pasado 29 de abril en un acto público en el que participaron autoridades locales, organizaciones sociales y representantes de USAID. Sin embargo, desde el mes de marzo comenzaron a visitar el territorio para ofrecer su portafolio de servicio a toda la población. Así como Dolores Peña, en los dos primeros meses de intervención más de 100 mujeres se han visto beneficiadas de los servicios y productos de la Cooperativa.

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