La Fundación de Mujeres Renovadas por el Señor Nuevo Renacer ha afrontado muchas situaciones adversas durante sus 18 años de existencia, pero, como su nombre lo indica, cual ave fénix, ha renacido de las cenizas, literal y figuradamente. Y es que estas mujeres se mantuvieron activas en medio de los momentos más duros del conflicto armado, se recuperaron de un incendio que en el 2017 destruyó su sede y hoy, en plena emergencia sanitaria por COVID-19, continúan trabajando por la inclusión socioeconómica de las comunidades más vulnerables.

Fundada en 2002 en Valencia (Córdoba) con el nombre de Fundación Vivir Mejor, y transformada en 2019 a Fundación de Mujeres Renovadas por el Señor Nuevo Renacer, esta organización trabaja por el bienestar de las familias más necesitadas y presta asistencia técnica a pequeños y medianos productores agropecuarios. Durante 18 años han llevado a cabo proyectos de prevención del trabajo infantil, seguridad alimentaria y formación juvenil con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar; han implementado estrategias de acompañamiento psicosocial a mujeres víctimas de violencia basada en género; han fortalecido las capacidades de los artesanos de Córdoba en alianza con Artesanías de Colombia; y han liderado ejercicios de desarrollo socioeconómico para víctimas del conflicto armado.

Asimismo, en el 2013, y con el apoyo del programa Colombia Responde de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), las líderes de la Fundación se formaron en la metodología de Grupos Locales de Ahorro y Crédito (GLAC). A partir de allí lograron que más de 5.000 personas de los municipios de Valencia y Tierralta comenzaran a ahorrar, a entender el funcionamiento del crédito, y en muchos casos a conectarse por primera vez con la banca formal. En 2016 la Iniciativa de Finanzas Rurales (IFR) de USAID apoyó un modelo de atención a clientes entre la Fundación y la Corporación Interactuar donde, basados en la administración y conocimiento de los GLAC, Nuevo Renacer se convertía en un puente para que la microfinanciera otorgara créditos a los participantes de los grupos, sin desmotivar el funcionamiento de estos.

Su fuerza viene de la convicción de que existen para hacer por los demás lo que ellas hubieran querido que alguien hiciera por ellas, con el fin de sanar sus heridas convirtiéndolo en amor y servicio para los demás.

En 2019 lFR construyó con la microfinanciera Bancompartir y la Fundación un modelo de relacionamiento para que esta referenciara clientes para el Banco, y que en el mediano plazo la Fundación se convirtiera en corresponsal bancario. Con este marco de referencia y buscando el crecimiento del ejercicio de los GLAC en la región, en febrero de 2020 IFR suscribió un convenio de donación con Nuevo Renacer para conformar 150 grupos de ahorro y sensibilizar a las mujeres participantes en prevención de violencias basadas en género. Para ello IFR entregó a la Fundación 150 kits de ahorro, dos computadores portátiles y 30 sillas.

Si bien este primer trimestre de 2020 estuvo marcado por la emergencia sanitaria de COVID-19, las mujeres de Nuevo Renacer se reinventaron para conformar los grupos y hacer las capacitaciones. Para hacerlo crearon grupos de WhatsApp y a través de ellos conformaron 75 GLACS y capacitaron a más de 500 mujeres en violencia basada en género en menos de dos meses.  Asimismo, en junio redactaron una guía orientativa sobre manejo de grupos de ahorro en tiempos de pandemia que les ha servido para hacer reuniones de ahorro con distanciamiento social, reducción del número de participantes presenciales y en espacios al aire libre, lo que permite que las dinámicas de ahorro y crédito comunitario permanezcan y se ajusten al autocuidado y las políticas de salud pública.

¿Pero de dónde sale la fortaleza que tienen estas mujeres para “encontrarle la comba al palo” y seguir adelante creando protocolos de bioseguridad, haciendo campañas con el fin de reducir la violencia contra la mujer, cuidando el medio ambiente, luchando cada día por las personas más vulnerables de su comunidad?

En palabras de Elvira Negrete, su representante legal, su fuerza viene de la convicción de que existen para hacer por los demás lo que ellas hubieran querido que alguien hiciera por ellas, con el fin de sanar sus heridas convirtiéndolas en amor y servicio para los demás porque “para Dios no hay nada imposible” y porque no puede existir un NO para alguien que las necesite.